Anhur, el dios egipcio con cabeza de león, mata a sus enemigos con su lanza y astucia.
Como hijo de Ra, Anhur, y su hermana Bastet, viajaban en la barcaza de oro de su padre a través del cielo cada día. Ellos protegían el barco al amanecer y al anochecer de la serpiente del mundo. Apep, que acechaba en el horizonte. Valiente, formidable y, sobre todo, inteligente. Anhur defendió el buque con su lanza e ingenio, con picardía logró distraer a la serpiente hasta que la feroz Bastet le dio un golpe mortal. Con Apep muerta, Ra se convirtió en faraón, Bastet, la diosa de los gatos y las mujeres, y Anhur se puso el manto del dios de la guerra. De esta forma se hizo conocido como el asesino de enemigos.
Conforme pasó el tiempo, otra diosa felina, Menhet, huyó del panteón, despreciando a Ra. Anhur prometió traerla de vuelta desde las lejanas tierras de Nubia para apaciguar a su padre, pero cuando por fin se encontró con Menhet, estaba extasiado y se enamoró. Le ató una cuerda al cuello y la llevó a su casa, donde le propuso a Menhet ser su esposa, un bendecido Ra felizmente les concedió matrimonio.
Para los egipcios, la guerra es más que una sangrienta batalla, es un medio para romper las cadenas de la tiranía. Anhur puede ser el líder en cualquier cargo, aplastando la corrupción y dirigiendo al pueblo hacia la libertad. Mientras que su lanza es mortal, Anhur es astuto e inteligente, capaz de superar a los oponentes de las maneras que menos se esperan.
